Habíamos averiguado por Internet para ir al estadio a verlo, pero los precios de los lugares que quedaban disponibles eran inaccesibles. Por suerte la habitación del hotel tenía TV así que lo vimos cómodos desde allí. Ganamos y del bar de abajo se escuchaban las quejas de los irlandeses (descalificados) y de los franceses (por dicho triunfo, debían jugar con los All Blacks).
Felices por el resultado del encuentro, comenzamos nuestro recorrido por "la ciudad luz". Lógicamente, enfilamos derecho para la Torre Eiffel, ya que nos quedaba a unas 20 cuadras del hotel.
Montparnasse, Los Inválidos (donde está el cuerpo de Napoleón Bonaparte) y por fin apareció la torre. Inmensa y avasallante. Como ya era de noche, estaba toda iluminada. Realmente imponente. Encima a cada hora se prenden, por espacio de 10 minutos, muchas lucesitas blancas intermitentemente que le dan más espectacularidad a la ya muy iluminada torre. Subimos hasta el segundo nivel y pudimos apreciar a París desde las alturas con sus millones de luces.